Piedras en mi tejado
Suelo alegrarme más por lo ajeno y tirar piedras en mi tejado, pero soy la primera en querer serlo y la última en reconocerlo. Siempre soñaré con los pies aunque ya haya dejado de bailar y una ola me cura hasta el mayor de los males. La del colacao calentito que le hace ascos al café. Y a la cerveza. Y al té. A la comida mexicana, el sushi y la ensalada. Aunque no se los hago a un gofre bien hecho ni a un buen plato de pasta. Pero siempre me sabe a poco y puede que por eso no me gusten los puntos finales ni las historias a medias. Muy a pesar de muchos me tiran más las letras y creo que siempre moverán el mundo. Mi casa está ya en demasiados sitios y soy incapaz de decir que no y de tirar un recuerdo. Y echo mucho de menos. Así, sin pronombre. Conecto demasiado y me siento responsable incluso sin saber muy bien de qué, ni dónde ni cuándo, ni por qué llevo esa banda sonora conmigo. Soy de césped recién cortado, brisa marina y petricor. De océano Atlántico, terrazas al s