Entradas

2023-End of youth

Imagen
No sabría por dónde empezar. Siempre me ha gustado releer lo que le pido al año cuando ya va llegando a su fin y hace 365 días le pedí al 2023 que vinieran cosas bonitas, personas vitamina y sueños cumplidos, que viniera salud, mucha salud, que reinase el amor y que viviera la ilusión . Por la recompensa al trabajo bien hecho. No ha sido así. Supongo que mantenerme en "el mejor año hasta el momento" era un sueño adolescente que no podía ser eterno. Y es que al final las piedras son parte del camino, te obligan a estar alerta y te recuerdan lo importante de saborear cada paso para no caerte de morros. Yo sigo sin poder evitar recordar también lo bonito , que lo ha habido. Enero donde siempre, con los de siempre y de vuelta al sur. De churros con chocolate, de amigos y de finde en la nieve. En febrero taché un destino de mi lista de viajes. Visitamos Escocia con sol y con frío, con virus y mucho sueño en nuestro salón victoriano. Marzo empezó con una noche en el aeropuert

Verano, al fin y al cabo

Cada vez que alguien pregunta, siempre dando por sentado que es imposible echar de menos el tiempo del norte, es porque nunca ha estado allí de verdad. Nunca ha visto cómo el sol pinta el océano de naranja en cada atardecer. Ni cómo la lluvia pinta de verde las montañas. No sé si existe alguien que nos supere en tonalidades, millonarios en colores. Cada vez que alguien pregunta, dando por hecho que no se pueden preferir los 19° a los 30°, es porque no ha disfrutado un día de playa con sudadera  De una tormenta en verano, de las caricias de la primavera en un día de sol inesperado. Cada vez que alguien pregunta por los deseos para año nuevo, no saben que el mío empieza en septiembre, con los fuegos artificiales, los altavoces en la colina y la fábrica de olas. Siempre he pensado que hay algo mágico en la forma de su costa desde la ventana del avión que anuncia unos días de paz. En sus carreteras rodeadas de árboles y la luz que se escapa entre ellos. En las palabras con las que Andrés d

Levántate

Me tambaleo sobre el asfalto Me abrigo en un verano incierto  y me empapo de palabras vacías Aviones sin solución y maratones de ordenador Suena life's for the living so live it Tengo los cordones y los pies atados El corazón ardiendo de ganas de gritar Todo está lejos, cuesta arriba y yo no sé cambiar de marcha Hace meses que es primavera  Pero suena noviembre en mis oídos Caída libre de horas perdidas Sueños en bucle y miedo al fracaso A la decepción Al síndrome del impostor que me despierta por la mañana Levántate, hay que seguir Por los demás, por ti, por mí Levántate, el sol ya calienta Levántate, ya casi llego Levántate Puedo hacerlo  (O eso me hacen creer)

202...3

 Llevo varios días intentando encontrar las palabras para despedir este 2022. Y resulta que lo único que me hacía falta era bajar las revoluciones, respirar. Y es que la paz que me da este lugar no se apaga ni en sus cascadas de lluvia. Esa paz mezclada con un no parar de reencuentros, de planes, de caras conocidas de todas las etapas de nuestras vidas. Con un sinfín de recuerdos, de rincones, de razones. La paz que me da el único sitio en el que sé a qué hora salgo pero nunca a cuál llegaré. Y ha sido al pisar sus adoquines mal puestos sin tener prisa por llegar a..., por volver a..., por ponerme a..., cuando he vuelto a recorrer los últimos 12 meses con todo lujo de detalles He paseado por un enero nevado, complicado y encerrados. He saltado de cabeza a febrero; fugaz y frío. Y cuando me he dado cuenta marzo llamaba a la puerta: traía disfraces, recuerdos, visitas, risas y barro. Siempre queda un abril para mí... De viajes pendientes, tardes al sol, mojitos y amigos. Corriendo descal

Septiembre en casa

De alguna forma yo tenía que pisar el 31 sus adoquines, oler el Atlántico y dormir en mi cama. Allí donde se acaba el mar también se acaba mi año y empieza septiembre de nuevo. Septiembre para improvisarlo un rato, para cerrar el verano, para respirar, cantar, caminar. Pero también septiembre para planificar, ordenar y coger fuerzas para esta maratón, para recordarme quién soy y por qué lo hago. Septiembre en su playa, en su arena, en su brisa. Septiembre sin prisa. Sus caras conocidas y sus terrazas con sudadera; sus eternas cañas y coca-colas y algún que otro vamos-que-mañana-madrugo. Recuerdos, reencuentros, abrazos y seguir viéndoos avanzar en la vida; siempre de septiembre en septiembre, de apoyo en celebración y de terraza en puesta de sol. Nos vemos pronto, Ferroliño, no cierres más bares sin mí y no escuches las cosas feas que dicen de ti. 

Coordenadas cruzadas

¿Por qué se habla tanto de amor a distancia y nunca de amistad a distancia? Si es igual de difícil, si es igual de bonita, si los reencuentos se disfrutan y se ríen con la misma intensidad, si los recuerdos se viven con la misma nostalgia, con la misma morriña. ¿Por qué no se habla? Yo hoy quiero hablarlo. Hoy rindo homenaje a los km que siempre nos separan, a los mensajes, al no hablar en semanas pero siempre pensarnos. Al (re)correr con la mente de sur a norte todas las carreteras, todos los aeropuertos. Y tiro porque me toca. Al revivir con fuerza todos los momentos, deseando atrapar pronto unos nuevos... que estos ya se están gastando. Con algunos remiendos, con rotos, con descosidos, con lágrimas de risa y arrugados de tanto apretarlos. Los capítulos de mi vida tienen nombre de ciudades y bandas sonoras muy dispares, pero todos huelen a mar. Y en cada uno sigo aprendiendo a ser, querer, a-mar. A mi rinconcito de paz ajetreada en la ciudad condal, a mi puesta de sol en Galicia con

Hace muchos septiembres que es mi mes favorito

Imagen
Aunque haga meses que las letras no se aclaran en este torbellino que tengo por cabeza, mi cambio de año particular merece una pequeña tregua. Aunque desde aquí no se ven los fuegos, el 31 de agosto sigue siendo sinónimo de fin, y aunque este año y medio han cambiado muchas cosas, septiembre sigue siendo la constante menos estable, el principio más bonito y mi cambio de año favorito. Es curioso cómo en diciembre echo la vista atrás y en septiembre miro hacia adelante, con las mismas ganas e ilusión que al comprar agenda nueva. Y es que este año vuelvo a enfrentarme a un comienzo emocionante, a muchas cajas de mudanza y a una lista interminable de cosas por hacer. Este verano he vuelto a encontrar mi norte, como cada agosto, he vuelto a pisar sus calles mojadas, a dejar que su arena resbalase entre mis dedos y a aguantar la respiración con su mar de hielo. He vuelto a cantar en sus plazas, a conducir entre sus árboles y a disfrutar comiendo con los míos.  Este septiembre vuelve a dar mi