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Mostrando entradas de abril, 2015

De cuando nos creíamos héroes

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Es el Día Internacional de la Danza y yo puedo decir que la echo de menos más de lo que os podéis imaginar. Durante 15 años la escuela fue mi segunda casa y mi semana se organizaba en torno al baile. La motivación cada lunes era la clase de hora y media después de una tarde de estudio. Cada martes después de clase me relajaba en Conte. Los miércoles eran los más duros, nos pasábamos allí media tarde. Todavía oigo las quejas cuando tocaba jueves de físico con sus abdominales y demás. Y cuando para la mayoría de la gente viernes era sinónimo de bajar al centro, para nosotras lo era de ensayo general, o de prueba de vestuario, o de Fashion Night, o de actuación por Galicia en adelante. Pero, al fin y al cabo, lo mejor es siempre lo que nos llevamos, y yo me llevo de allí la mejor amistad que todavía conservo, un millón de momentos bailados y soñados y las ganas de volver siempre. Nunca me cansaré de decir que mi momento favorito del curso era el de estar sentadas en las butacas viendo

Echo y echaré*

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Maletas, aviones, comidas familiares, besos, quilómetros, fotos, "-¿Cuándo vuelves? -En verano". Adiós, buen viaje. Hablamos. (O no). Echo de menos. No un sitio en especial, o a un grupo de personas. Simplemente echo de menos. El mar y la montaña. La lluvia y los charcos. Petricor o suelo mojado, para los amigos. La noche y la fiesta. Las trenzas de cuero en verano. El bocata de tortilla. También echo de menos lo que ahora tengo. El tram y el frío. Perderme y perdernos. Los planes y el ruido de fondo en un idioma del que entiendo más que hace unos meses. "Echo de menos", en presente, porque el futuro es demasiado incierto y yo sé que lo haré. "No, no sé dónde vamos a estar dentro de diez años". Si es que ya lo decía Fito, "que las prisas no son buenas". En realidad nunca lo han sido. De día en día, de fiesta en fiesta y de semana en semana. De mes en mes. Pero it's the final countdown (ninonino), para echar de más, para echar de menos y par

Alright-Supergrass

El otro día dije que no me gustaba ilusionarme. Claramente mentía. No mentía porque quisiera hacerlo, mentía porque hoy día está mal visto ilusionarse. Hoy día está mal visto dejarse llevar. Hoy día está mal visto pensar bien de los demás. Lo raro es que nadie se extrañe o que, quien lo hace, sea tomado por loco. Pues no. Ilusionarse es bien. Ilusionarse por algo, por alguien o por ti. Porque sí. Hazlo. “Sin ilusión no hay decepción”. Cierto, pero es una verdad a medias. Sin ilusión tampoco hay emoción, ni sorpresa. Ilusionarse implica esa hiperactividad repentina y sin motivo. Ilusionarse conlleva ese “maloserá” y ese “todo irá bien”. Ilusionarse es esas cosquillas que te molestan pero te gustan, que te incomodan pero no quieres que desaparezcan. Ilusión significa espontaneidad y significa impulsos y significa momentos. Carpe diem. Puedes hacerlo por un viaje, por un lugar, por un libro, por otra persona, por tus estudios, por una canción… pero, sobre todo y por encima de lo demás, p