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Mostrando entradas de 2015

Brindo por los cambios

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No hay mejor resumen del 2015 que el saber a quién tenía a mi lado hace 360 días y a quién tengo ahora. Si tuviera que definir el 2015 en una palabra, sería "cambios". De compañía, de música, de sitios y de forma de ser. Probablemente hace un año me preguntáis que dónde creía que estaría ahora mismo y me equivocaría por completo. Me equivocaría como me he equivocado a lo largo de todo el año, pero me alegraría de haberlo hecho. Me alegraría de haberme equivocado, de haber juzgado mal, de haber dejado puertas abiertas e incluso de haber cerrado otras, pero sobre todo me alegraría saber que, por muchos años que pasen, hay puertas que nunca se cierran, hay ventanas que siempre están abiertas y hay canciones que nunca me cansan. Tengo derecho a seguir equivocándome en el 2016, pero, de momento, sé con quién. Sé quiénes quiero que se me vuelvan a pasar por la cabeza dentro de 365 días al escribir algo así, se a quiénes quiero desearles un feliz 2016 y sé con quiénes seguir

D·E·Z·E·M·B·E·R

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Puede que penséis que esta es otra de esas entradas en las que me quejo de todos vosotros, pero no, se encendieron las luces y mi morriña (de la buena) navideña vuelve al ataque. Que va a ser Navidaaaaaaad, y hay árboles y frostisetos y se come turrón. Al abrir la primera ventanita del calendario de Adviento con la ilusión de una niña de 5 años, salieron recuerdos. Salió el olor del mar en diciembre, el sabor de una hojaldrina al salir del cole a media tarde, la emoción con la musiquita de los anuncios de la tele y las revistas de "me lo pido" de Ali Juguetes. Salieron las tardes de gente por la calle comprando esas socorridas colonias y rompiéndose la cabeza para el maldito amigo invisible. Salieron las reuniones familiares y los empachos. Salieron las discusiones por la fiesta de fin de año y los recuerdos de ataques de risa bañados de uvas a las 00:00. Y salieron mis ganas de escribir, así que aquí estoy, con una manta, mis zapatillas de Olaf y un árbol con cajas forrada

TGIF

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Estoy en ese momento de mi vida en el que te das cuenta de que nada es para siempre. Esa sensación continua de que te falta algo y de no saber el qué. Se supone que todo eso de contar con los dedos de una mano a la gente de verdad no había que tomárselo tan a pecho. Estoy en ese momento de mi vida en el que quieres quejarte por todo y explotar, en el que todo son dramas a tu alrededor y ni siquiera te salen palabras bonitas para consolarte o buenos consejos para ayudar a los demás. Pero también es ese momento en el que te estás empezando a sentir realmente a gusto y de repente decides que no, que era broma, que no quieres esto y que ya te has cansado de la rutina. Que el jueves te devuelve las ganas y el domingo te las quita. Ese momento en el que ni siquiera un "todo irá bien" suena sincero. En el que ni la música cada mañana ni los planes de cada semana. El mundo va rodando cuesta abajo y nosotros con él. Yo sólo quiero un abrazo y que, por primera vez en mucho tiempo,

Cine desierto, sol en la cara

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Hoy me apetece escribir simplemente porque me he acostumbrado a hacerlo cuando necesito desahogarme. Y la verdad es que no tengo claro por qué quiero desahogarme, pero el caso es que aquí estoy, así que por algo será. <> .. DOMINGO DESDE LAS TRES Supongo que el hecho de llevar toda la tarde con la nariz fría y debajo de dos mantas siendo productiva tiene algo que ver. O eso o que cada día soy más consciente de lo fácil que es olvidar personas (en serio, es genial) y lo difícil que es tener contento a todo el mundo. Lo fácil que es ilusionarse y lo difícil que es dejarse llevar (por muy bien que suene) y que salga bien. Lo fácil que es una cocacola cualquier tarde de otoño y lo difícil de levantarse un lunes para ir a clase. Lo fácil que es la vida con esos ratitos de desconexión que todos necesitamos y lo difícil que es la indecisión. Lo fácil que es el viernes y lo difícil que es el domingo. Lo fácil que me resulta seguir escribiendo y lo difícil que me parece empezar. Y

Los días raros

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Sintonizar, reagrupar pedazos ...  en mi colección de medallas y de arañazos. Cuando te pillan desprevenida, toca pensar. Cuando toca pensar, te das cuenta. Cuando te das cuenta, las cosas cambian. ¿Y si la lluvia llega para decirnos que aún está ahí? Que despertemos, que todavía hace frío, que winter is coming, que llegan las tardes de bufanda, paraguas y colacao. ¿Y si la sombra existe para que veamos el sol? El sol y el olor a césped recién cortado, el sol y el mar, el sol y las terrazas, las terrazas y los reencuentros. Sigo sin saber qué ha sido de los domingos de desconexión y de los paseos marítimos.  Ay, el otoño y sus cambios. Pero las hojas de este otoño siguen ahí arriba y los cambios son a mejor, las visitas se hacen costumbre y los reencuentros más comunes. Los comunes son los raros y los raros los del día a día. El día a día es más fácil y lo fácil parece imposible. Pero ya no hay imposibles que no se intenten. Ni distancias que se tengan en cuenta. Y e

El sueño de una noche de verano

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Trata sobre a quién avisar, de quién acordarte y a quién despedir. Trata sobre cómo seguir, cómo empezar y, aunque duela, cómo terminar. Empieza con los reencuentros, las inevitables decepciones, las agradables sorpresas. Caras nuevas, sitios nuevos. Caras viejas, promesas de las que se cumplen. Los de siempre y los de ahora. Trata sobre el tiempo, el viento y lo que se lleva. Los proyectos, los domingos. Y entonces te das cuenta de quién sí, de quién no, de quién parece, de quién se queda y de quién llega. Trata sobre este verano. Hola, otoño.

Lo bueno, si breve, dos veces bueno.

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Se acabó. La lluvia arrastra los restos de arena de las alfombrillas del coche. Míticos fuegos que cierran agosto y mítico agosto que cierra verano. Verano fugaz como una estrella de las del cielo de Pantín. Fin de fiestas, fin de conciertos y fin de etapa. Principio de otra. Nos vemos pronto y esas cosas, buen viaje a todos y que septiembre os acompañe. Yo me quedo con todo lo que está por venir.

(No tan) gafados

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Tengo un consejo para todos vosotros: no os vayáis de Erasmus. No os vayáis de Erasmus porque vais a conocer a gente increíble. No os vayáis a Alemania porque la comida es horrible y el tiempo peor. Nieva en invierno y hace mucho calor en verano. No vayáis a Leipzig porque tener un lago-playa como el Cospudener y disfrutar de un Open Air con "Are you with me?" es una tontería. No salgáis todos los días porque vais a acabar agotados y con unas ojeras de aquí a Berlín. No vayáis a Berlín en la Final de la Champions porque habrá demasiados españoles y demasiados italianos. No viajéis porque os gastaréis demasiado dinero y no merece la pena. No digáis que sí a todos los planes porque no tendréis tiempo para vosotros. Olvidaos de los ratos libres en Backwerk y en Uniplatz. No os recomiendo ir a la Strada porque os llenaréis con tanta pizza. Ni hablar de pasar horas cantando en C4, acabarán hartos de vosotros. No abráis la boca porque siempre habrá alguien para darse cuenta de que

You've got my hey oh

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Un paseo hacia ningún lugar que acabó en el lugar adecuado. Sin dar ningún rodeo entrasteis en mi vida, pero aún pienso, luego aún existimos. (Todo es empezar) Nos reímos solos y con ganas, y no nos dio la gana de ponernos serios. Que lleváis meses enredados en mis clases, en mis noches, en mi cabeza, y que se acaba, pero eso es otro tema que con el tiempo ya saldrá. (Yo, como dice Izal, prefiero preparar una fiesta de despedida). The more I see, the more* I know, the less* I like to let it go

«BRINDEMOS»

    Inauguro oficialmente el verano 2015, un poco de lluvia y unos grados de menos no le quitan al 21 de junio el puesto de principio del verano. Inauguro oficialmente la cuenta atrás y los pantalones cortos. Inauguro oficialmente los reencuentros y las tardes de playa y sudadera. Inauguro oficialmente las fiestas de pueblo y las orquestas. Inauguro oficialmente los planes improvisados y las arenas en los pies. Inauguro oficialmente los miércoles de cine. Bienvenidos sean todos y cada uno de los "yo hoy no salgo", "hoy sí, pero de tranquis" y "hoy se lía" que saldrán de nuestras bocas.     Y quiero que brindemos.     Por lo que ha pasado y por lo que vendrá. Por las horas de tren con los pies en el asiento de delante o en el de al lado. Por los dolores de cuello. Por las tardes de playa y sudadera, y también por las de playa y helado que terminan en sudadera y kleenex. Por el cine con los hombros quemados. Por el aftersun en el bolso y las gafas de so

Un paseo (en noria) hacia ningún lugar

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De esto que estamos empezando junio y se nos viene el tiempo encima. Pero si yo ayer estaba quejándome del frío, ¿qué digo quejándome? ¡Si yo ayer estaba saltando de emoción por la nieve! Dicen que todo es un ciclo. Un ciclo o una noria. Este Erasmus está siendo una noria. Una noria como la de Augustusplatz, esa en la que te subes sin tener muy claro cómo va a ir, sin tener muy claro si va a hacer mucho frío arriba o si va a ir muy rápido. Una noria que a veces ha ido a más velocidad que otras, en la que unos días hemos reído, otros (nos) hemos gritado. Una noria sin paredes, con un techo cutre como nuestras comidas caseras. Pero firme como nuestros gafes. Una noria que, cuando parece que te has acostumbrado a ella, empieza a ir más rápido. Tanto que te trae a junio sin que te des cuenta. Y cuando estás en la cresta de la ola, en la cima de la Panorama Tower, en la mejor parte de la canción, cuando piensas que ya nada puede ir a mejor, llega el tío de la noria y decide hacernos gi

Cuestión de perspectiva

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Será el sol, la primavera, el cambio de aires o la costumbre. Será la música, los paseos, las noches o el calorcito. Será la rutina, el olor, la compañía o las horas de sueño.    Llega el final de liga. Se acerca el final de curso y nosotros empezamos a cumplir promesas. Seguimos aprovechando hasta el último segundo del último minuto y la última hora. Nuestras "to do lists" se van reduciendo. Las fotos y los recuerdos desbordan carpetas y cajas. Los planes se superponen.    Y no quiero que se acabe. Ni la rutina, ni las noches, ni la primavera, ni las fotos, ni los planes. Pero ahora que nos sabemos el estribillo, ya se oyen los aplausos del final del concierto. Porque a veces necesitamos un poco de sur para poder ver el norte, pero también a veces necesitamos un poco de norte para poder ver el sur. (Summer is coming)

De cuando nos creíamos héroes

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Es el Día Internacional de la Danza y yo puedo decir que la echo de menos más de lo que os podéis imaginar. Durante 15 años la escuela fue mi segunda casa y mi semana se organizaba en torno al baile. La motivación cada lunes era la clase de hora y media después de una tarde de estudio. Cada martes después de clase me relajaba en Conte. Los miércoles eran los más duros, nos pasábamos allí media tarde. Todavía oigo las quejas cuando tocaba jueves de físico con sus abdominales y demás. Y cuando para la mayoría de la gente viernes era sinónimo de bajar al centro, para nosotras lo era de ensayo general, o de prueba de vestuario, o de Fashion Night, o de actuación por Galicia en adelante. Pero, al fin y al cabo, lo mejor es siempre lo que nos llevamos, y yo me llevo de allí la mejor amistad que todavía conservo, un millón de momentos bailados y soñados y las ganas de volver siempre. Nunca me cansaré de decir que mi momento favorito del curso era el de estar sentadas en las butacas viendo

Echo y echaré*

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Maletas, aviones, comidas familiares, besos, quilómetros, fotos, "-¿Cuándo vuelves? -En verano". Adiós, buen viaje. Hablamos. (O no). Echo de menos. No un sitio en especial, o a un grupo de personas. Simplemente echo de menos. El mar y la montaña. La lluvia y los charcos. Petricor o suelo mojado, para los amigos. La noche y la fiesta. Las trenzas de cuero en verano. El bocata de tortilla. También echo de menos lo que ahora tengo. El tram y el frío. Perderme y perdernos. Los planes y el ruido de fondo en un idioma del que entiendo más que hace unos meses. "Echo de menos", en presente, porque el futuro es demasiado incierto y yo sé que lo haré. "No, no sé dónde vamos a estar dentro de diez años". Si es que ya lo decía Fito, "que las prisas no son buenas". En realidad nunca lo han sido. De día en día, de fiesta en fiesta y de semana en semana. De mes en mes. Pero it's the final countdown (ninonino), para echar de más, para echar de menos y par

Alright-Supergrass

El otro día dije que no me gustaba ilusionarme. Claramente mentía. No mentía porque quisiera hacerlo, mentía porque hoy día está mal visto ilusionarse. Hoy día está mal visto dejarse llevar. Hoy día está mal visto pensar bien de los demás. Lo raro es que nadie se extrañe o que, quien lo hace, sea tomado por loco. Pues no. Ilusionarse es bien. Ilusionarse por algo, por alguien o por ti. Porque sí. Hazlo. “Sin ilusión no hay decepción”. Cierto, pero es una verdad a medias. Sin ilusión tampoco hay emoción, ni sorpresa. Ilusionarse implica esa hiperactividad repentina y sin motivo. Ilusionarse conlleva ese “maloserá” y ese “todo irá bien”. Ilusionarse es esas cosquillas que te molestan pero te gustan, que te incomodan pero no quieres que desaparezcan. Ilusión significa espontaneidad y significa impulsos y significa momentos. Carpe diem. Puedes hacerlo por un viaje, por un lugar, por un libro, por otra persona, por tus estudios, por una canción… pero, sobre todo y por encima de lo demás, p

People say goodbye in their own special way

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Septiembre de 2014: empiezan las despedidas. Tres meses y pico de la mejor experiencia hasta el momento, tres meses y pico de buena compañía y tres meses y pico de independencia. Diciembre cargado de vuelta a casa por Navidad, dos semanas a rebosar de sorpresas y muy poco tiempo para todo.  Y llega enero con sus despedidas, su vuelta a la rutina y su morriña a cuestas. Casi dos meses más y ya pasamos el ecuador de todo esto. Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo. Segunda ronda de sorpresas, segunda ronda de reencuentros, segunda ronda de demasiado. Pero esta es una ronda de mes y pico que acaba sabiendo a poco. Una ronda viajera y un pedacito de Vigo, de Coruña, de Pontevedra, y uno grande de Compostela. Gracias por este mes de 5ºE, de planes (improvisados o no), de Trueno, de horóscopos, de vaciles, de Ferrolano, de locuras, de momentos. De vosotros y de nosotros. Me quedo con la arena entre los dedos, los km recorridos y las noches de fiesta. Volveré antes de que os de

Breathe

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"Es como cuando huele a lluvia de verano, como a césped recién cortado, o como coger arena con los pies en primavera, ese primer día de playa. Es como esa sensación de pasar una ola por debajo y que se me congelen las ideas durante unos segundos, o recibir una noticia inesperada de un viejo conocido. Ojalá ese sabor a gofre de Príncipe, o a chaskis de Pichu. Ojalá ese dolor en los gemelos después de unas vacaciones fuera de Vigo. Acordarte de algo que habías olvidado, un abrazo de alguien más alto, esa mirada de complicidad. Correr hacia alguien por una canción y recibir una nota de audio con la misma. Una foto que enmarcarías o un vídeo que verías una y otra vez, con palomitas extra grandes para acompañar. Dale al pause y respira. Te sentará bien."

Come on, we gotta get out, get out of this mess we made

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Maldito insomnio y maldito el momento en el que mi cabeza se convierte en un remolino de hojas un día de viento. Maldito enero y maldito su frío. ¿Dónde se quedaron las ganas de comernos el mundo? Blue Monday o blue month. Retiro lo dicho. Retiro las quejas de mi anterior entrada y vuelvo a encerrarme en mí misma. Schei ß e. Vuelvo a tener 15 años, a no saber lo que quiero y a odiaros a todos. Me habéis contagiado vuestra inmadurez y he sacado de nuevo a la "yo" que no quería que volviera a aparecer. Sólo quiero que se acabe ya. Please. Febrero come to me.

De enero y de por qué nos da pereza la vida.

Enero y sus días largos y noches aún más largas. Llega uno de esos dos meses al año en los que mires dónde mires sólo ves bibliotecas a rebosar y words abiertos durante horas. Que hables con quién hables sólo oyes quejas (mías sobre todo) y listas interminables de cosas que hacer. Ese momento en el que te replanteas tu vida y esos 4 meses que llevas de clase. Madre mía, ¿esto cuándo lo dimos? ¿Esto en qué idioma está? Ese tema fijo que no entra. Ni este. Ni ese tampoco.  No es novedad que proteste por todo, pero sí que lo haga 24horas al día. La vuelta al cole es horrible y lo ha sido siempre, pero cada vez nos cuesta más encerrarnos en una biblioteca a echar la tarde. O el fin de semana. Enero y sus ganas de nada. Llega con fuerza este año, llega con morriña y con frío polar. Porque sí, porque ese famoso artículo de " el despropósito de los exámenes de enero" no podría llevar más razón, y nuestra actitud tampoco ayuda. Que sí, que estas semanas son la muerte y que nuest

Sin más

Porque sí, porque me apetece. Por todos esos viernes que saben a domingo, por todas esas veces que nos apetece algo y lo dejamos por pereza. Por las canciones, por las películas. Por las idas y las venidas, por las vueltas (las de cabeza también). Por la emoción al suspenderse las clases gracias a cada temporal. Por ese olor a mar y a casa. Por una carretera vacía con la música a tope. Por las horas de aeropuerto y las historias que me da tiempo a inventar. Por la sensación al tirarte en cama y que tu única preocupación sea ponerte el pijama. Por las capas de mantas, por las térmicas y las palomitas. Por las despedidas y los reencuentros. Sobre todo los reencuentros. Porque ese montón de ropa en la silla que seguirá ahí hasta el final de los tiempos. Por las fotos y los recuerdos, y una pared cubierta en la que no cabe ni una sonrisa más. Por los calendarios, las listas y la satisfacción al completarlas. Por la distancia que hace madurar y por la nieve que no llega (ya tardas, please).