Piedras en mi tejado

Suelo alegrarme más por lo ajeno y tirar piedras en mi tejado, pero soy la primera en querer serlo y la última en reconocerlo.
Siempre soñaré con los pies aunque ya haya dejado de bailar y una ola me cura hasta el mayor de los males.
La del colacao calentito que le hace ascos al café. Y a la cerveza. Y al té. A la comida mexicana, el sushi y la ensalada. Aunque no se los hago a un gofre bien hecho ni a un buen plato de pasta.
Pero siempre me sabe a poco y puede que por eso no me gusten los puntos finales ni las historias a medias. 
Muy a pesar de muchos me tiran más las letras y creo que siempre moverán el mundo. 
Mi casa está ya en demasiados sitios y soy incapaz de decir que no y de tirar un recuerdo. Y echo mucho de menos. Así, sin pronombre.
Conecto demasiado y me siento responsable incluso sin saber muy bien de qué, ni dónde ni cuándo, ni por qué llevo esa banda sonora conmigo.
Soy de césped recién cortado, brisa marina y petricor. De océano Atlántico, terrazas al sol, de perder el norte y perderme en cualquier parte. Odio las mates y si os miento me lo notáis en la cara. 
De risa fácil e ideas difíciles. Nunca claras y siempre en el último momento. 
De principios en la cima y días de montaña rusa, de coger confianza rápido e ir soltando lastre por el camino. De primeras impresiones y dejarme querer, pero nunca hacerlo yo.
Aparento tenerlo todo organizado, pero no  soy más que un gran caos con libretas donde plasmarlo.



Comentarios

Entradas populares de este blog

"Las decepciones son al alma, lo que las tormentas al aire"

2023-End of youth

Verano, al fin y al cabo