No me queda un abril

Hace mucho que no sé si me faltan quejas o tiempo.
Quizás haya aprendido a desayunarme el mundo cada mañana,
plantarme con mis miedos y hacerles frente.
He volado de septiembre a abril entre cambios y errores.
Soltado el paracaídas y disfrutado la caída libre.
Me faltan horas de sueño, necesito días de 48 horas y se me llegan a solapar 3 planes a la vez.
No me ha dado tiempo ni a comprar un calefactor desde noviembre. Y mi ukelele me ha echado de menos.
Imaginaos el percal.
Pero me encanta volar más rápido que el tiempo y no tener que mirar atrás para saber que está mereciendo la pena.
Dejarse llevar nunca ha sonado tan bien.
Hace 2 días era diciembre y ayer me fui a dormir en febrero.
Pero esta mañana me he despertado en abril y se me atropella el mes guay.



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