Hace muchos septiembres que es mi mes favorito

Aunque haga meses que las letras no se aclaran en este torbellino que tengo por cabeza, mi cambio de año particular merece una pequeña tregua.

Aunque desde aquí no se ven los fuegos, el 31 de agosto sigue siendo sinónimo de fin, y aunque este año y medio han cambiado muchas cosas, septiembre sigue siendo la constante menos estable, el principio más bonito y mi cambio de año favorito.

Es curioso cómo en diciembre echo la vista atrás y en septiembre miro hacia adelante, con las mismas ganas e ilusión que al comprar agenda nueva. Y es que este año vuelvo a enfrentarme a un comienzo emocionante, a muchas cajas de mudanza y a una lista interminable de cosas por hacer.

Este verano he vuelto a encontrar mi norte, como cada agosto, he vuelto a pisar sus calles mojadas, a dejar que su arena resbalase entre mis dedos y a aguantar la respiración con su mar de hielo. He vuelto a cantar en sus plazas, a conducir entre sus árboles y a disfrutar comiendo con los míos. 

Este septiembre vuelve a dar miedo pero hace ya muchos septiembres que sorprenden al 31 de agosto con mis cajas amontonadas en algún rincón, que me hacen repetir mi promesa, esa de siempre volver. Sigue siendo sinónimo de empezar a decir que sí mientas septiembre quiera que lo siga improvisando.

Empezar septiembre todavía es despedirme de Ferrol, del viento de Pantín y de la arena de Doniños. "Nos vemos pronto Ferroliño, no escuches las cosas feas que decimos de ti."

Y sí, aunque esté todo patas arriba, yo me quedo en septiembre a vivir. Tras 25 septiembres, cada uno con sus 30 oportunidades, sigue siendo mi mes favorito.



Comentarios

Entradas populares de este blog

"Las decepciones son al alma, lo que las tormentas al aire"

2023-End of youth

Verano, al fin y al cabo