Yet she has changed
Todavía lleva las uñas mal pintadas 362
días al año y tiene el mismo libro en su mesilla aburrido desde hace más de
media vida.
Acumula cosas que la trasladan a momentos
que le recuerdan a personas que le han enseñado todo.
Se le olvida apagar la alarma cuando se le
cierran los ojos durante horas pensando en esos 5 minutitos más y abraza el
mismo peluche desde hace 23 años.
Pero ya no baila con las mismas canciones,
aunque siempre le sacan esa media sonrisa y la melancolía entera. Ahora le
duele la tripa de la risa con historias que nunca había entendido.
Ha empezado a valorar los días tontos y ha dejado de planear hasta el mínimo detalle.
Ha empezado a valorar los días tontos y ha dejado de planear hasta el mínimo detalle.
Se llena la agenda de planes y le cuesta
dormir pensando en los que todavía no se le han ocurrido.
Siguen sin verse los centímetros cuadrados
bajo tanto papel, bajo tanto polvo.
Todavía se intuyen las avenidas de eternas
miradas y los paseos de invierno con la brisa de frente.
Ha cambiado su orden de prioridades, pero
sigue prometiendo volver y aún le quedan mil etapas por cerrar.
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