Un paseo (en noria) hacia ningún lugar
De esto que estamos empezando junio y se nos viene el tiempo
encima. Pero si yo ayer estaba quejándome del frío, ¿qué digo quejándome? ¡Si
yo ayer estaba saltando de emoción por la nieve!
Dicen que todo es un ciclo. Un ciclo o una noria. Este
Erasmus está siendo una noria. Una noria como la de Augustusplatz, esa en la
que te subes sin tener muy claro cómo va a ir, sin tener muy claro si va a
hacer mucho frío arriba o si va a ir muy rápido. Una noria que a veces ha ido a
más velocidad que otras, en la que unos días hemos reído, otros (nos) hemos
gritado. Una noria sin paredes, con un techo cutre como nuestras comidas
caseras. Pero firme como nuestros gafes. Una noria que, cuando parece que te
has acostumbrado a ella, empieza a ir más rápido. Tanto que te trae a junio sin
que te des cuenta. Y cuando estás en la cresta de la ola, en la cima de la
Panorama Tower, en la mejor parte de la canción, cuando piensas que ya nada
puede ir a mejor, llega el tío de la noria y decide hacernos girar. El tío de
la noria sois vosotros. Sois vosotros que decidís hacerme girar, girar, girar y
perderme. Sois vosotros que me habéis llevado de Berlín a Praga, de Praga a Dresden,
de Dresden al Völkers, del Völkers al Cospudener y del Cospudener al C4. ¡Y sin movernos de la noria! Después, vuelta a empezar, cambiando de ritmo pero sin perderlo (ni el ritmo ni el
compás). Despacito y con buena letra. O rápido hasta que el cuerpo aguante. Y
cuando realmente nada puede ir a mejor, la noria se realentiza. Se realentiza y
empiezas a darte cuenta de que esos 3 euros han estado bien invertidos, como
los que pagamos para entrar al Städtisches Kaufhaus en aquel lejano octubre, o
al Moritz Bastei, o con Meinfernbus o en Distillery. Se han aprovechado bien como las pizzas de la Strada o los DoubleCrunch del KFC. Bien aprovechados como
nuestro querido Mensa y los preciados rayos de sol en Uniplatz. La noria se
realentiza y empiezas a ver el billete que has sacado hace un par de días. Pero
no olvidéis que esa noria ha llegado a ir tan rápido que nos ha hecho perder la
noción del tiempo.
(Y nosotros no nos hemos mareado ni un poquito. Aún
nos quedan fuerzas para medio asalto.)
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