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Quizás siento demasiado y pretendo arriesgar poco.
A lo mejor empatizo por encima de mis posibilidades. Así, sin anestesia.
Seguramente espere de lo que me rodea lo que ni yo puedo abarcar.
Y que no dejo salir nunca lo que llevo dentro, que me duele mostrarme débil y me cansa aparentar no serlo.
No hay airbag, ni paracaídas, ni cámara lenta.
Que a veces me toca hundirme, que tengo que abrirme. Que sí.
Quizás se me esté echando el mundo encima y se haya perdido el aviso por el camino.
Ni soy de piedra ni soy capaz de esquivar todas las balas.
A veces yo tampoco sé, a veces yo tampoco entiendo.
Y a veces cae en septiembre. Y en 29.



("Feliz" cumpleaños)

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