Con fuerza, con ganas, con orgullo

Es domingo y tienes ganas de comerte el mundo.
24 horas más tarde su nombre empieza a sonarte demasiado.
Llega el martes y adelantas lo que tenías pendiente, que luego nunca tienes tiempo.
Te acuestas tarde el miércoles y piensas que, quizás, Italia no está tan lejos.
Amaneces el jueves con sobreinformación y cambios cada 2 minutos.
Tomas una decisión y casi no duermes.
Y coges ese avión. Ese tren. Ese autobús.
Todavía no sabes bien qué pasará. Pero te da miedo no estar en casa cuando llegue. 
Rebobinemos 48 horas. No te equivocabas.
Es viernes y has llegado a casa.
O quizás estás lejos y todavía no entiendes qué está pasando.

Pero solo nos han pedido una cosa.

Después de las prisas, es tiempo de parar.
Después del estrés, es tiempo de esperar.
Ya no hay egoísmo, es tiempo de agradecer,
de ponerse en la piel de otros.
De respirar, de pensar en los demás.
Es tiempo de mirarnos, de mimarnos, de entendernos.
Tiempo de quedarse en casa.
15 días y otros 15 más. Nadie sabe cuántos.

Y tu cuerpo quiere que lo escuches,
tu corazón necesita que lo dejes llorar.
No te olvides de ti.
Déjate querer y quiere más fuerte todavía,
aunque sea a través de una pantalla,
o a milímetros si tienes suerte.

Y asómate a aplaudir cada día cuando den las 20:00.
Con fuerza.
Por toda la gente que no puede quedarse en casa
para que tú estés a salvo.
Con ganas.
Para que los tuyos lo estén también.
Y para que no tengas que despedirte de nadie.
Si no lo haces por ti, hazlo por ellos, por ellas.
Aplaude con orgullo.
Sabiendo que queda menos para ese día.
Y habremos aprendido a echar de menos,
a aprovechar el tiempo, a pararlo,
a querer, a mimarnos,
a valorar a quien nos rodea,
a respirar, a pensar, a agradecer
a apreciar lo más simple
y a abrazar con los ojos, con la voz y con un aplauso.

Porque nos volveremos a ver,
volveremos a abrazarnos y desaparecerá ese metro.
Volverán a pasarse las horas en la calle.
Te lo prometo.


#QuédateEnCasa #YoMeQuedoEnCasa