La pequeña hada de alas delicadas y ojillos brillantes se posó sobre el alféizar de mi ventana. Hacía sol, y el pequeño ser resplandecía. Abrí la ventana y extendí la mano para que entrara en mi habitación. Ella agitó las alitas y fue dejando tras de sí un pequeño rastro de polvo de hadas. Luego me habló:
-¿Por qué no sonríes?
+Tengo miedo, fuera hay gente mala, gente mala que me quiere hacer daño...
-¿Por qué no te enfrentas a ellos?
+Son más grandes que yo, y no puedo hacer nada...
-Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar, así que ve adelante, si tienes un sueño persíguelo, no dejes que nadie te detenga.

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